El hecho de aprender a reírse de uno mismo o aprender a aceptar la carcajada de los demás nos hace más humanos y nos cambia comportamientos en la vida.
"Como padre descubro todos los días a mi hijo."
Sin ser terapeuta, sin tener como objetivo el querer “cambiar” conductas y comportamientos, con la sola finalidad de enseñar la base del payaso, la presencia escénica, la lógica del clown, el comportamiento absurdo... os proponemos de vivir esta experiencia en familia, padres e hijos juntos, compartiendo esa vivencia artística, el aprendizaje del payaso.
Es posible trabajar el payaso con alumnos de gran diferencia de edad, y si además existe un vínculo familiar, se crea un espacio donde se rompen códigos de conducta, se intercambian roles, donde se cuestionan las diferentes formas de aplicar la autoridad y dónde aprendemos a mirarnos con otros ojos. Donde cada uno hace lo que la nariz se lo dice en cada momento.